Rosados, amarillos, blancos, los lapachos han explotado, como cada año. Acompañan el reverdecer del 61° Septiembre Musical, que se despereza un poco de la virtualidad absoluta de la edición precedente.

Hoy, desde las 20, en el Teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) la música barroca y la clásica volverán a sonar en su ámbito natural, el escenario, y con público en la sala. La entrada será libre y gratuita, por orden de llegada, hasta completar el aforo del 40% que pide el protocolo del COE (unas 300 butacas en todo el coliseo).

En paralelo, habrá retransmisiones de los espectáculos programados en las redes sociales del Ente Cultural de la Provincia, organizador de una fiesta que estará mayormente protagonizada por artistas independientes tucumanos y por algunos visitantes especialmente convocados.

Después de un año y medio esta noche vuelven presencialmente dos cuerpos estables, la Orquesta, a cargo de Jorge Bulacia Soler, y el Coro, dirigido por Ricardo Sbrocco.

DEBUT. Jorge Bulacia Soler toma la batuta de la Orquesta Estable de la Provincia. la gaceta / fotos de ines quinteros orio

LA GACETA habló con ambos directores. “Recibí la propuesta de dirigir la orquesta; para mí no sólo es una alegría sino también un honor”, agradece el director invitado, tucumano radicado en La Plata que regresa a la provincia a hacer música. “Además de la posibilidad de trabajo, tiene mucho peso lo afectivo: se trata nada menos que de la Orquesta Estable, una de las pocas en el país con su trayectoria”, resalta Bulacia Soler, que dirigió como invitado la Orquesta Sinfónica de la UNT.

Orquesta reducida

“Como primer dato, me toca trabajar con una orquesta reducida, a causa de los protocolos sanitarios. Me encontré con músicos muy entusiasmados por poder concertar nuevamente un concierto presencial. Ellos están acompañando con mucha música. Por las medidas del escenario nuestro límite es de 30 personas. Por eso en cada obra el número de músicos actuantes variará”, comenta.

Desde el barroco

“Abrimos con Georg Phillip Telemann y su Concierto para tres trompetas y timbales en Re mayor, con trompetistas integrantes de la orquesta. Luego hacemos la Sinfonía 44 en Mi menor de Joseph Haydn. Es una belleza, expresa una gran sensibilidad. Y la obra de Telemann tiene la virtud de sacar lo mejor de los trompetistas, que en este caso están a la altura y más. Es corta, dura 10 minutos y es preciosa; intervienen cuerdas, trompetas y oboes, más el acompañamiento del clave en todo momento. Es una típica obra barroca, emblemática en el repertorio del compositor alemán, conocido como el mayor concertador en la historia de la música”, explica.

“La Sinfonía de Haydn me resultaba muy interesante porque está dentro del período de composición que se conoce como Sturm und Drang, un movimiento intelectual de la época que se empieza a plasmar también en las sonoridades y en la orquestación que va buscando el músico austríaco. Es una obra de cuatro movimientos. El tercero es un adagio para cerrar los ojos y soñar. Es fantástica; la considero una de las más hermosas obras de este compositor”, agrega.

Para el cierre del concierto llega el Magnificat de Antonio Vivaldi, “con coro y solistas, que siempre es bien recibido”. “Se armó un programa accesible de escuchar porque cada una de las obras nos invita a fluir. La propuesta quiere generar empatía, atraer al público”, aporta Bulacia Soler.

Exaltación a Dios

“El Magnificat es una obra de exaltación a Dios. Vivaldi era sacerdote católico y muchas de sus obras están escritas para que sean interpretadas por jóvenes que vivían en orfelinatos, por eso a veces cambiaba la estructura de la obra, adaptándose a las voces de que disponía. Por eso hay otra versión más de este Magnificat, que es un poco más larga; pero esta, la RV6-10, es la que más se interpreta”, informa Sbrocco, a cargo de la dirección de orquesta y coro en el sinfónico-coral.

La creación fue interpretada por el Coro Estable hace muchos años, de ahí que algunos coreutas conocían la obra, pero la mayoría tuvo que estudiarla desde cero.

Es una obra corta, dura 15 minutos. Intervienen en total 19 cantantes y 12 músicos de la orquesta en escena. Lleva solistas: las sopranos Marta Romero y Marcela Ledesma; la mezzo Claudia Manrique y el tenor Fabián Abad.

Cantar en pandemia

Sbrocco comenta que el Magnificat “se fue armando a partir de las restricciones que nos impuso la pandemia; medio coro preparó este programa con orquesta chica más dos oboes, y la otra mitad preparó otro programa para canto y piano (que irá en otra fecha del Septiembre) a fin de no juntar demasiados cantantes en escena”.

“Los ensayos fueron presenciales, pero con muy poca gente cada vez, parciales y por cuerda. Después fuimos armando la totalidad de a poco, pero ensayando siempre con barbijo”, resalta. La vuelta a los ensayos renovó las energías. “Los coreutas están contentísimos de volver, con la mejor predisposición -expresa, pero admite-: todavía estamos viendo qué vamos a poder hacer después de septiembre; nos condiciona mucho la apertura de la pandemia.

El más importante

“El Septiembre Musical tucumano es el festival internacional de música más importante del país, tanto por su calidad como por su permanencia en el tiempo”, remarca Martín Ruiz Torres, presidente del Ente Cultural de Tucumán, para resaltar el evento.